Mientras que las hordas zombis invaden series televisivas, comics, videojuegos, novelas ….etc…, incorporando ya el personaje- masa, hecho casi mito, que nos devora la cabeza, y por lo tanto la memoria, parece necesario escapar de su apetito insaciable con un poco de tranquilidad.
Escuchar a expertos que incluso han llevado a los zombis a cursos universitarios, con esa erudición académica que te ilustra sin apasionarte, me llevó a dirigirme a una gran parte de esa audiencia que como yo llenó una gran sala de la facultad, la cual se quedo sin su ración de carne esperando algo más cercano, más preciso y sobretodo más entusiasta. Las reseñas medievales se escapaban y las explicaciones filosóficas y sociológicas aunque veraces también se nos escapaban . Es como si cualquier tema o asunto tuviese un prisma intelectual, por expresarlo de alguna manera , todo parece merecer un ensayo. Quizás sea así, y el mundo zombi no escapa de estos devoradores que hacen de los universitarios con postgrado y los expertos sobrevenidos el mayor de sus depredadores.
Uno que tiene su corazoncito con todo tipo de estas criaturas no iba a caer en esos tópicos que los convierten en: el monstruo de la crisis, el no muerto simil del fin de los tiempos y similares. Pero si creo imprescindible poner unas referencias para los que se acercan al zombi y no huyen despavoridos de ellos, o peor todavía les convierten en motivo de disección académica.
Las colinas de Haití son el paraje donde se inicio las correrias de los zombis denominados como tales, por cierto en un primer momento se nos muestran como torpes y autómatas seres ( un intelectual diría que esto no es así, pues no tienen ser) bastante lejos de correr, incluso con una alimentación casi limitada a ciertos frutos, pues su simple condición física les limitaba todas sus mermadas funciones. Uno de los primeros en relacionar a la isla caribeña y sus ritos de vudú con el origen del zombi fue William Seabrook autor de La Isla Mágica. Tanto libro como autor son de gran interes, pues fue el mismo el que como periodista se acerco a los cerrados ritos de la religión del vudú incluso participando en ellos.
Como se pude ver en esta ilustración de Alexander King que está en el libro de Seabrook se representa una hilera de cadáveres andantes.
Pero el salto a al cultura popular vinó del mundo del cine y del género de terror que empezaba a surtirse de los grandes clásicos de la literatura, pero que necesitaba nuevas criaturas. Y el Hollywood de los años treinta se fijo en estos primeros libros que hablaban de ritos caribeños y su poder para volver a la vida a los muertos. De esta primera època de los zombis en la gran pantalla destacan: White Zombi de 1932 dirigida por Victor Halperin con Bela Lugosi como principal actor.
Y la mítica cinta de Jacques Tourneau : Yo anduve con un zombi de 1943 haciendo de la serie b de bajo presupuesto un digno camino para que nuestro querida criatura creciera en la imagineria del terror popular.
El cambio de década hizo que los zombis cambiasen la gran pantalla por las publicaciones llamadas pulp. El gusto por el terror de los cincuenta les relego a este formato pues se prefería otra evasión que no tuviese estas presencias tan siniestras. Pero la juventud – teen, que no había ido a la guerra empezó a seguir el paso de nuestros zombis sin importarle ninguna negativa referencia en estas revistas seriadas de factura alternativa y casi marginal, que con el paso del tiempo se convertirían en objeto de coleccionismo.
Pobre criaturas, en una década de pasear por las haciendas colonialistas del caribe, a deambular por los suburbios de las grandes urbes norteamericanas. El salto al continente también les dota de independencia, si antes según las creencias del vudú eran controlados y manejados por una mente malévola que permanecía como un dominador diabólico en su nueva revisión adquieren mayor vigor y su dieta cambia hasta hacerse base del terror en sus presas. El vinculo cuasi mágico representado de los años treinta desaparece, cualquier alusión esotérica va perdiéndose a al vez que adquieren velocidad en su caminar y sus nuevos creadores para el cine les dotan de un simbolismo social ( aquí es donde los creadores de ensayos sociológicos antropológicos… se les enciende también el apetito). Estamos en los años 60 con toda su convulsión social, artística y política que todos conocemos. Nuestro zombi se compromete con los tiempos y digamos que se hace más activo.
La cinta que marca esta época es: La noche de los muertos vivientes dede Georges A. Romero del año 1968. Influenciado por el libro de Richard Matheson Yo soy leyenda, Romero inicia otro aspecto innovador para nuestra querida criatura que es la capacidad de infectar y propagar. Asunto que con el tiempo acabaría en un subgénero vinculado que es el de las epidemias apocalípticas con el zombi ya dotado de zancadas olímpicas expandiendo a base de un hambre feroz su terror por el mundo siendo a estas alturas un protagonista-masa perdiendo la singularidad de décadas atrás. Romero continua cultivando el genero pero curiosamente no utiliza el termino zombi (ponencia de congreso sería las diversas acepciones que desde este momento se dio a nuestra criatura corretona y hambrienta) El amanecer de los muertos de 1978 está entre las más destacables. Como el remake de Zack Snyder
La influencia de la nueva visión que se dio al zombi desde Romero influyo casi de forma irreversible hacia una masa voraz y propagadora. En la que se repiten esquemas de supervivencia de matar para no ser infectado.
Los videojuegos y su auge en los últimos quince años recoge esta tendencia hasta hacerla un «killing entertaiment» llevado a las consolas y a los terminales de hoy en día.
La incansable carrera del zombi le hace reinventarse, hasta alcanzar la supremacía en la iconografía del terror. El cine, la literatura, el comic y la televisión, no hay terreno de la cultura popular que no llene con su enfurecido hambre pero en la saturación está también los resultados más originales desbordada su presencia. Los actuales padres de las criaturas le inventan nuevos destinos e inospechadas vinculaciones.
Y buscando un respiro, ( los universitarios doctos en el tema dirían algo como, una una nuevo reflejo de una sociedad exhausta) se encuentran hasta posibilidades de cura donde hacer un descanso de 90 años corriendo y con el hambre creciendo.
Y que mejor sitio que la campiña inglesa para darse un respiro y relajarse con el paisaje en un lugar donde la comida nunca fue buena.