Las acuarelas de la aventura: dibujando a Corto Maltés.

El libro de memorias de Hugo Pratt tiene el sugerente título de El deseo de ser Inútil. Parecen previsibles los comentarios tales como…. en un mundo avocado al control, a lo técnicamente exhaustivo y donde la pasión está unida y reunida entorno a la aceptación «colectiva» de modelos de éxito. Una de las mayores rebeldías que caben es la de no aportar un gramo de falsa libertad a ese mundo. Es previsible, pero uno constata en nuestros días la autentica vigencia que aquel regocijo en que nos sumía las entregas del Corto Maltés, se ha transformado en algo más grande.

Eso han debido de pensar los arcanos de la inversión artística. Las ultimas cifras en subastas de las pinturas de Pratt están alcanzando a muchos de los precios que se otorgan a reconocidos pintores que cuelgan sus cuadros en circuitos de galerías de primer orden e incluso de  museos de medio mundo. Es el precio que debe tener la inutilidad.

Las pinturas que acompañan toda la obra de Pratt tienen ese deseo de levedad de no querer involucrarse en el fango de batallas triviales (muchos de los tangos que aparecen entorno a las vidas del autor y del inmortal personaje lo dirían mejor), guardando y preservando lo mejor para una aventura continua y desde luego diferente. Corto es aquí donde es dibujado como muchas de la creaciones de Stevenson hubieran existido de haberse adentrado en el siglo XX. Útiles tan solo en buscar tesoros otros tesoros, la misma aventura: la libertad, no su libertad.

Los trazos y el color de las acuarelas, que acompañan los periplos del Corto nos transmiten por si mismas este deseo, que da título al libro de Pratt y nos muestran el espíritu de todo su trabajo.